Las Directrices éticas para la telemedicina, del Comité Permanente de los Médicos Europeos (1997) y la Declaración sobre las responsabilidades y normas éticas en la utilización de la telemedicina, de la Asociación Médica Mundial (1999) responden a principios éticos comunes y ofrecen contenidos coincidentes, a veces literalmente idénticos.


Directrices y Declaración nos hablan de los requisitos éticoprofesionales (acreditación, autorización y competencia) del médico cuyo ámbito de trabajo, gracias a la tecnología telemédica, sobrepasa los límites de provincias y regiones, de estados y aún de continentes de las especiales características que toma la relación entre médico y paciente cuando la distancia los separa de los modos de cuidar la calidad técnica, la seguridad y el secreto en el contexto telemédico, donde los colaboradores técnicos suelen ser numerosos y pueden jugar un papel muy activo de la teleconsulta entre médicos y de cómo han de compartirse, asignarse y registrarse las respectivas responsabilidades del modo de dejar constancia documental de las relaciones habidas entre médico y paciente y entre médicos.


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